En 1931 la lluvia paró y comenzaron las “ventiscas negras”. Potentes tormentas de polvo que arrastraban millones de toneladas de polvo negro que convertían el día en noche en las llanuras del sur de Estados Unidos. La parte superficial del suelo, que estaba seca, era levantada y arrastrada por el viento en cuestión de minutos. Las nubes eran tan densas que, en ocasiones, los gallos se iban a dormir durante el día, pensándose que era de noche. Era sólo el comienzo de la “Dust Bowl” (cuenca de polvo), los “sucios años 30”.
“Dust Storm”, Artist Herschel (1938), original
Los primeros europeos en llegar a las Grandes Llanuras creyeron que no eran apropiadas para la agricultura al estilo europeo, por lo que la región recibió el nombre del Gran Desierto Americano. Más tarde, la relativa falta de agua y de madera hizo que la región resultara menos atractiva que otras a ojos de los pioneros, que prefirieron pasar de largo en su camino hacia el Oeste. Sin embargo, al finalizar la Guerra Civil Americana (1861-1865), y pese a la pobre reputación de la zona, el número de asentamientos comenzó a crecer animado por la Homestead Act, una ley que concedía tierras a todos aquellos que estuvieran dispuestos a cultivarlas.
Esta expansión coincidiría con un período inusualmente húmedo en la región que convenció a gobierno, a colonos y a expertos de que el clima de la región había cambiado para bien y para siempre. La teoría de que “la lluvia seguía el arado”, que afirmaba que el asentamiento humano y el cultivo de la tierra hacían incrementar las precipitaciones, parecía confirmarse.
Sin embargo, la llegada a partir de 1886 de una serie de duros inviernos marcó el fin de esta bonanza. Hasta entonces, los colonos se habían dedicado principalmente a la ganadería, mientras que la agricultura había sido mucho más minoritaria. Pero la sobreexplotación de los pastos y una breve sequía en 1890 propiciaron una expansión de las tierras de cultivo.
La inmigración volvió a crecer a comienzos del siglo XX coincidiendo con otro período húmedo. Tal vez, la teoría de que “la lluvia seguía el arado”, después de todo, sí que era cierta. Los avances técnicos incrementaron el nivel de automatización de las explotaciones lo que permitió el cultivo a una escala mucho mayor que las de antes. Asimismo, la Primera Guerra Mundial había incrementado la demanda y el precio de los productos agrícolas hasta máximos históricos, lo que animó a los granjeros a convertir más tierras en tierras de cultivo. En algunas zonas, la extensión de tierras cultivadas se dobló entre 1900 y 1920, para volverse a triplicar entre 1925 y 1930.
Desafortunadamente, esta expansión, que había convertido las antiguas praderas en campos de cultivos, se había llevado a cabo empleando técnicas que los agricultores habían traído de sus lugares de origen, pero que no eran adecuadas para las semiáridas llanuras. Se trataba de técnicas que favorecían la erosión del suelo, como la de dejar los campos de algodón “desnudos”, sin protección, durante los meses de invierno, que es cuando los vientos soplaban con más fuerza.
Sin embargo, los efectos del peligroso incremento de la exposición a la erosión del suelo se hicieron evidentes cuando las lluvias “desaparecieron” y la tierra se secó. La sequía había comenzado en 1930 en los estados del este de Estados Unidos, pero fue al año siguiente cuando comenzó a dirigirse hacia el oeste. Con la llegada de la sequía llegaron también las “ventiscas negras”, las grandes tormentas de cegador y punzante polvo negro. En 1932, ya se registraron 14. Al año siguiente, 38. Pero fue en 1934 cuando la frecuencia de las tormentas alcanzó niveles alarmantes, afectando a más del 75% del país.
La del 1934 fue la peor sequía de la historia de los Estados Unidos. Aunque la sequía sola no hubiera podido causar la devastación que vendría. Sus efectos se vieron multiplicados por el mal uso que se había dado al suelo. La capa de pasto, que había cubierto las praderas desde hacía siglos, dando consistencia al suelo y manteniendo su humedad, había sido eliminada. En unos casos reemplazada por grandes extensiones de interminables surcos rectilíneos y en otros, simplemente, desaparecido por la sobreexplotación ganadera.
A causa de la sequía, las cosechas se echaron a perder y la tierra suelta de los campos arados quedó expuesta a la fuerza de los vientos sin ningún tipo de protección. Así que cuando el viento sopló, el suelo, convertido en polvo, “voló” con él, formando nubes que, a su vez, hacían aún más difícil que volviera a llover.
Un granjero con sus dos hijos durante una tormenta en Oklahoma (1936). Foto original
La sequía afectó a diferentes estados en diferentes períodos y olas, pero su efecto fue mayor en la parte sur de las Grandes Llanuras. En Texas, Oklahoma, Kansas, Colorado y Nuevo México la sequía convirtió cuarenta millones de hectáreas en terreno baldío. Además, sus efectos se vieron agravados porque la situación económica de la zona ya no era la de años antes. A principios de la década, la Gran Depresión había hecho que muchos agricultores entraran en pérdidas. Para intentar compensarlas, estos comenzaron a cultivar más tierras, pero el aumento de producción provocó que los precios bajaran, lo que volvió a obligar a los agricultores a incrementar la producción para poder hacer frente a los prestamos de su maquinaría y su tierra.
En otoño del 1934, el pienso para ganado empezaba a escasear y el gobierno comenzó a comprar miles de reses a los ganaderos para sacrificarlas. Aunque no era fácil desprenderse de sus rebaños, de su modo de vida, el sacrificio de los animales ayudó a muchos a evitar la bancarrota. De todos los programas que puso en práctica el gobierno, este fue el que más ayudó a los granjeros.
Con el paso del tiempo, la situación, lejos de mejorar, empeoraba. Durante los meses de marzo y abril de 1935, una tormenta era seguida por otra, en una rápida sucesión casi sin pausa que parecía no terminar. Pero la del 14 de abril fue la peor. Ese día, sin embargo, amaneció claro en las Grandes Llanuras, las tormentas parecía que, por fin, daban un respiro después de varias semanas. Y la gente decidió aprovechar un día así. Era domingo y algunos decidieron pasar el día fuera, acudir a la iglesia o simplemente dedicarse a sus faenas.
Era un día templado y agradable hasta que a media tarde la situación cambió, la temperatura cayó en picado y los pájaros comenzaron a piar y volar de forma nerviosa. Entonces, de repente, una enorme nube negra apareció en el horizonte aproximándose a gran velocidad. La tormenta pilló a todos por sorpresa. Algunos consiguieron llegar hasta sus casas. Otros, sin embargo, no tuvieron tanta suerte y la escasa visibilidad hizo que tuvieran que detenerse y buscar refugio por el camino.
Tormenta de polvo en Stratford, Texas. 18 de abril de 1935. Foto original
Los daños causados por la polvareda y los vientos, de hasta 100 km/h, fueron enormes y costó meses calcular las pérdidas que provocó. El 14 de abril de 1935 pasaría a ser conocido como “Black Sunday”.
A causa de las tormentas, el polvo acababa en todos los sitios: en la comida, en el agua, en las casas, incluso en los pulmones de animales y personas, que comenzaron a morir de sofoco y de “neumonía de polvo”. Algunos animales muertos tenían el estomago recubierto por una capa de polvo de varios centímetros de grosor. La gente llegaba a toser “terrones” de polvo.
Los desesperados granjeros intentaban impedir que el polvo entrara en sus casas colocando sábanas húmedas en ventanas y puertas, o sellando con cintas de goma y arrapos los marcos. Pero era imposible, el polvo se colaba por cualquier grieta o rendija y había que sacarlo a cubos de las casas. Aunque fuera era aún peor. Las puertas exteriores se bloqueaban por la cantidad de polvo que se acumulaba delante de ellas. La gente tenía que salir por las ventanas y retirar la tierra con palas de las puertas. El polvo lo cubría todo.
Durante un tiempo, los granjeros seguían arando y sembrando, esperanzados de que las lluvias volverían tarde o temprano, pero con el paso de los años las esperanzas se fueron desvaneciendo y comenzó un éxodo masivo desde las llanuras, la mayor migración de la historia de los Estados Unidos.
Familias cargadas con sus pertenencias huían en sus coches hacia los estados de la costa oeste, huyendo del polvo y del desierto. Otras, que se hubieran quedado, se vieron forzadas a irse al perder sus tierras por no poder pagar sus préstamos. Pese a que 3 de cada 4 granjeros se quedaron en las llanuras, en 1940, ya eran dos millones y medio los que habían huido hacia los estados del Pacífico.
No obstante, en los estados a los que llegaron (California, Washington y Oregon) los “okies” , como se llamaba a estos emigrantes (a veces con connotaciones peyorativas), ya había mucha gente sin empleo y no fueron muy bien recibidos. Los habitantes de estos estados veían como una amenaza para su ya, en mucho casos, precaria situación la llegada de estos desesperados dispuestos a trabajar a cualquier precio. Sin embargo, los que más se vieron afectados en la zonas rurales fueron los emigrantes mexicanos, de los que unos 120.000 fueron repatriados durante de la década de 1930.
Las granjas de California eran mucho más modernas que las que los “okies” habían dejado atrás y en muchos casos eran propiedad de empresas. Aparte de que el grado de mecanización de estas granjas era mucho mayor, los cultivos tampoco eran los que ellos conocían. En vez de campos de trigo, en sitios como California, predominaban los campos de frutales, nogales y huertas. Ante la imposibilidad de optar a otro tipo de trabajo los “okies” que decidieron quedarse en el campo acabaron ocupando los trabajos que antes hacían los mexicanos. A cambio de una cantidad que iba de entre los 75 centavos al dólar y cuarto al día, recogían fruta y algodón.
Con ese miserable sueldo tenían que pagar 25 centavos por el alquiler de una choza sin agua corriente ni suelo, y, en grandes explotaciones, además, eran obligados a comprar la comida en las tiendas del propio rancho a precios más altos de lo habitual.
Los emigrantes desesperados sin trabajo se amontonaban en improvisados campamentos en los laterales de las carreteras. Los vecinos presionaban a los sheriffs para que los echaran y, en ocasiones, quemaban sus chabolas. Para aliviar la situación, la administración Roosevelt construyó 13 campamentos de tiendas sobre plataformas de madera con capacidad para 300 familias cada uno.
Otros emigrantes que llegaron a California, al ver como estaba el campo, prefirieron dirigirse a las grandes ciudades, donde se asentaron en poblados de chabolas conocidos como “Little Oklahomas”. Eran poblados construidos en solares que habían sido divididos en pequeñas parcelas y que los terratenientes locales vendían por 5 dólares a los recién llegados. En estos campamentos, se sobrevivía sin electricidad, agua corriente o alcantarillado. Las condiciones sanitarias eran del todo precarias, por lo que eran habituales los estallidos de tifus, malaria, viruela o tuberculosis provocados por el agua contaminada o la basura.
Dust Bowl Storms 1930 in youtube.com
En 1936, la situación seguía siendo grave, pero se dieron los primeros pasos para solucionar el problema de la erosión. Hugh Bennett, un experto en agricultura, propuso un innovador plan con nuevas técnicas para intentar preservar el suelo. Entre las nuevas técnicas figuraba la rotación de cultivos, arar siguiendo las curvas de relieve del terreno o alternar los campos de diferentes tipos de cultivo. No obstante, muchos de los granjeros se mostraron reacios a adoptar estas técnicas hasta que el Congreso acordó incentivarlos económicamente por ello (1 dólar por 0.4 hectáreas).
Al año siguiente, 1937, el presidente Roosevelt ordenó la plantación de “cinturones” de árboles para proteger el suelo de la erosión provocada por el viento . Los árboles se plantaban a lo largo de las vallas que separaban las propiedades o entre los campos formando “windbreaks” (“rompevientos”). El plan se prolongaría varios años y en 1942 ya se habían plantado unos 220 millones de árboles.
En 1938 ya se veían los primeros efectos positivos de todas estas políticas, la pérdida de suelo se había reducido un 65%, pero la sequía continuaba.
La solución final vendría del cielo, en otoño de 1939 comenzó a llover. La llegada de las primeras lluvias fue un acontecimiento único, que los que vivieron los años polvorientos aún recuerdan. Con la vuelta de la lluvia, volvió la vida a las Grandes Llanuras y el color dorado de las cosechas volvió a invadirlo todo. Se acabaron así casi diez años se sequía y de polvo.
PS: La mayoría de la tierra que el viento se llevó acabó en el Océano Atlántico.
PS(i): Para hacerse una idea de cómo eran las tormentas de arena en color: impresionantes fotos de la tormenta de arena que este mes de setiembre llegó a Australia. Una tormenta de 500km de ancho por 1.000 de largo y que llegó hasta Sydney.
Enlace permanente a Las tormentas de arena que arrasaron las Grandes Llanuras durante casi una década
+posts:
- La burbuja de las carreteras de Madera
- La Gran Hambruna del 1315-1317, la más terrible de la Edad Media
- Pequeña Edad del Hielo, el Segundo cambio climático medieval
- La desaparición de los vikingos de Groenlandia
+info:
- Dust Bowl en es.wikipedia.org in en.wikipedia.org
- Drought in the Dust Bowl Years in US National Drought Mitigation Center
- Surviving the Dust Bowl in PBS.org
22 comentarios:
Pues con el cambio climático no sé pero me dá que nos va a tocar ver muchísimos desastres naturales(claro,sin contar los que ya estamos viendo).
Una notícia que pese a su antigÜedad está en plena vigencia y mira que se ha errado y nada que no aprendemos.
Un saludo con abrazo incluido,GRAN Bovolo.
Ohh gran post, como prácticamente todos los de este blog.
Pero no escribo sólo para felicitarte,Cabovolo.
Me gustaría decir que una de las grandes novelas americanas es precisamente 'Las uvas de la ira', de Steinbeck. Se centra en el problema social de la emigración de los años 30, no en el problema ecológico/climatológico que la provocó, pero no deja de ser una lectura más que recomendable sobre uno de los episodios oscuros de la historia de ese país.
Salud!
Parecen las tormentas de los desiertos arábigos. La plantación de árboles, o vegetación con grandes raíces, como cinturones para fijar la tierra se ha utiliza en muchos sitios.
Verdaderamente impresionantes esas fotos. Parece que el hombre no aprende nunca de sus errores, no hay más que ver cómo poco tiempo después pasó algo similar en la URSS... y acabaron secando un mar!
Pumuky, es probable que se repita, en la wiki hay una lista de posibles futuras "polvaredas".
En este caso, creo que las malas prácticas junto con el no entendimiento de los ciclos...
Isidro, sí lo vi mientras buscaba info. Al final se me pasó mencionar el detalle. Muchas gracias por recordarmelo.
Javier, creo que son parecidas. De hecho, las fotos y el vídeo, me recuerdan a algunas imágenes de tormentas en los desierto de Irak o Arabia Saudí que han circulado por la red o que han salido en la TV últimamente.
Padawan, lo del Mar de Aral, también, se merece un post. Las imágenes de barcos varados y muelles delante de la tierra seca tienen un toque de surrealistas.
Lo de las polvaredas en la URSS tengo que investigarlo, algo vi, mientras buscaba cosas para este post, de un plan, promovido por Stalin, de plantar cinturones de árboles en la URSS.
Por cierto, los chinos también están en algo parecido: la Great Green Wall.
Un saludo!
Muchas gracias por tan interesante artículo.
Recuerdo una película muda en que el viento constante y la arena se colaba por todas partes en un rancho de Texas.
The Wind.
Saludos.
Bienvenido, Javi!
Interesante película. Me ha recordado historias que he oído sobre la Costa Brava o Mallorca, de cuando sopla la Tramuntana. Y de los efectos en la cordura de la gente.
Aunque siempre he creído que eran más bien leyendas urbanas.
Muy interesante.... un saludo!
Muy buena entrada, compa. Te iba a decir lo de las Uvas de la Ira pero se me adelantaron.
Muchas gracias, Diego!
La intención es lo que cuenta ;-)
Un saludo!
El Dust blow desde 1932 a 1939 tuvo repercusiones sociales también, ya que fue responsable de la primera gran oleada de inmigrantes mexicanos a la ciudad de Los Angeles, a donde llegaron por miles.
Y como en todas las migraciones, claro, esta llevó consigo algunos problemas sociales como mendicidad, falta de empleo, insalubridad, etc.
La naturaleza y sus caprichos siempre traen consigo cambios sociales bien interesantes :)
Saludos Bovolo y felices fiestas.
Recibe un abrazo desde Ecuador.
De esa otra migración no encontré nada. Aunque sí de las deportaciones de los que ya estaban.
Desde luego que debieron ser unos años duros.
¡Feliz Navidad, Carlos! ¡Disfruta de estos días!
Interesante artículo, como siempre. Tuvo que ser terrible. Como te pillase una tormenta tenías un problema serio, ya no sólo económico sino también para la salud.
Vida2.0, desde luego que fue terrible, además su persistencia las debió convertir en desesperantes.
Veremos si no se vuelve a repetir.
Un saludo!
Hola!
Vaya! el dicho "a dormir no te irás sin saber una cosa más" es cierto! (ironías aparte, siempre viene bien conocer algo nuevo).
Pobres personukas, rabia me da, cómo debieron pasarlo...
Las fotografías son pasmosas.
Si pudiera aportar algo lo haría, pero necesito documentarme más en este blog, que, aunque ya lo sabía, me he dado re-cuenta que soy muy muy ignorante...
Me está gustando tu rinconcito, me añade cultura y me ayuda a que mi cerebro empiece a asimilar nuevos datos e intereses... no sólo de videojuegos, warhammer y libros varios vive el hombre jeje...
Gracias por saludarme en el primer post que escribí, me sentí acogida.
Un besito de gatiko!
Jajaja! Gatika, yo también me siento ignorante. Pero es que hay tantas cosas en este mundo ;-)
Ah, respecto a los libros, el warhammer y los videojuegos... siempre hay tiempo para todo, no?
Saludos!
PS: me alegro que te sintieras acogida ;-)
Mirando posts antiguos de TheBigPicture, he encontrado uno con fotos de la gran tormenta de arena (500km de ancho por 1000 de largo) que el pasado mes de septiembre llegó a Sydney.
Dust storm in Australia.
Impresionantes!
Muy interesante. Estupendo artículo.
Saludos
Tripiyon
Muchas gracias, Tripiyon, y bienvenido como "seguidor" ;-)
¿Seguidor?, mmmm, pero si esto no es nuevo jejeje, ya hace tiempo que te sigo jejeje. De todos modos gracias de nuevo :-)
Saludos
Tripiyon
Vaya, pues lo vi ahora. Como sales como el "último" el primero... pues me he fijado.
Pero a lo mejor es que lo ha reordenado google. De todas maneras, benvenutti!
Ya se a que te refieres, es cierto, soy seguidor recientemente por medio de Google. No había caído.
Sin embargo hace mucho que estoy suscritos y siempre me llegan todos tus artículos por correo. De ahí mi confusión :-)
Saludos
A eso me refería.
Claro que me acordaba de ti ;-) Si no voy errado creo que uno de tus primeros comentarios fue en el post de los aeropuertos flotantes del Atlántico... sobre Venecia, me acuerdo por lo de Venecia más que nada ;-)
Un saludo!
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