En el pueblo de Capriate San Gervasio en la Lombardía, se conserva uno de las mejores y más espectaculares obras fruto del paternalismo industrial de principios del siglo XX y finales del XIX. Crespi d'Adda es un barrio obrero (villaggio operaio) construido por la familia industrial Crespi al lado de su fábrica de algodón, su idea era satisfacer las necesidades de sus trabajadores dentro y fuera de la fábrica. Con este fin, todos recibían una casa con huerto en un barrio en el patrón se aseguraba que no faltara ningún tipo de servicio desde una iglesia pasando por una escuela, un hospital, un teatro, un campo de deportes,.... hasta una piscina climatizada.
Todo empezó cuando el industrial Cristoforo Crespi y su hijo Silvio, tomaron la decisión de establecer en la orilla del río Adda, el pueblo ideal para sus trabajadores, este pueblo tendría la apariencia de un pequeño feudo donde el castillo del señor, la casa de los propietarios había sido construida a semejanza de un castillo medieval, no sólo representara la autoridad sino también benevolencia hacia sus trabajadores y familias.
La fábrica y la villa de Crespi d'Adda se habían fundado años antes, en 1878, Cristoforo, propietario de otras tres compañías, escogió la orilla de río Adda como emplazamiento de su nueva empresa para aprovechar su corriente para la generación de la electricidad para su nueva fábrica. El 25 de Julio del 1878 la fábrica entró en funcionamiento. Las casas de los trabajadores (llamadas palasocc) se inaugurarían más tarde.
A comienzos del 1900, la fábrica ya contaba con 3,000 máquinas para hilar, 300 tejedoras y también disponía de una departamento dedicado al teñido. Eran buenos tiempos para la fábrica pues sus productos eran apreciados dentro y fuera del país. Fue en estos años cuando empezó el desarrollo del barrio obrero. El modelo que se siguió fue el de casas independientes, abandonando el de las primeras construcciones de bloques para los obreros. Silvio había visto en Francia, Alemania y especialmente Inglaterra las pobres condiciones de vida en que vivían los trabajadores, en bloques de pisos repletos de gente y los problemas de higiene, enfermedades y malas relaciones entre vecinos que traían consigo.
Silvio, el hijo del fundador, creía que uno de los deberes de cualquier empresario era mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores, de esta manera los trabajadores podían acudir a su lugar de trabajo sin preocupaciones y sólo pensar en su trabajo, así trabajarían más y evitarían los accidentes laborales, muchas veces causados por el cansancio o el descuido. Todas estas condiciones además reducirían el absentismo laboral lo cual haría más productiva su fábrica. De esta manera Silvio decidió proveer al barrio de todos los servicios necesarios, a parte de los ya enumerados, el barrio contaba con un pequeña clínica, bomberos, tiendas de comestibles y ropa, un club social y baños públicos.
Como curiosidades, destacar que el barrio fue el primer pueblo en Italia en contar con iluminación pública basada en bombillas, o la antes citada piscina climatizada que aprovechaba el calor de las chimeneas, para calentar el agua de la piscina y los baños. Otra muestra de la generosidad de los patronos es que se hacían cargo de todos los gastos de la escuela desde los libros o lapiceros hasta los sueldos de los profesores.
El aspecto del barrio era extraordinario. La factoría estaba situada al lado del río, a un lado de esta el castillo de la familia Crespi. Las casas de los trabajadores alineadas en calles paralelas, en uno de los lados del barrio unas cuantas villas más distinguidas, para oficinistas y directivos. La casa del médico y el párroco sobre una ligera colina con vistas sobre el barrio. La presencia e importancia de la fábrica era enfatizada por sus altas chimeneas y sus naves. La calle principal llevaba de las casas a la fábrica, y como una metáfora de la vida del trabajador acababa en el cementerio.
En los años 30, después de la Primera Guerra Mundial, con la Gran Depresión y el auge del fascismo en Italia, la compañía entró en crisis. En esos momentos contaba con unos 3,200 trabajadores. La fábrica al igual que la mayoría de industrias italianas casi se paralizaron en esta época. Para hacer frente a la crisis la empresa se fusionó con otras 2 empresas de la zona y del sector, dando lugar al Stabilimenti Tessili Italiani (STI). La familia Crespi que poseía una parte de la empresa resultante la abandonó rápidamente, dejando la fábrica y el barrio en manos de la nueva empresa.
Con el cambio de amo también cambiaría la vida en el pueblo. El presidente de la nueva sociedad STI, era un convencido fascista, Bruno Canto, e impuso una estricta organización en todos los sectores, intentando hacer olvidar lo que los Crespi habían creado durante más de 50 años, en los cuales no hubo ninguna huelga o desorden social.
Incluso el tipo de construcción cambió adoptando un nuevo "estilo fascista" que quería que todo estuviera alineado, perfecto, la decoración de ladrillo de las casas se quitó y las casas fueron pintadas de verde y rojo. Incluso el nombre se cambió, ahora se llamaba "Tessilia" un nombre de inspiración fascista. También se creó una revista con el objetivo de promover las ideas fascistas entre los trabajadores. El estilo paternalista benefactor se cambió por un estilo paternalista dictatorial, que extendió el miedo entre los trabajadores, que no osaban expresar sus opiniones por miedo al despido. Los servicios sociales también se fueron perdiendo y el número de trabajadores lentamente declinando, pues ya sólo contaba con unos 1,700.
Los problemas seguirían y la fábrica iría pasando de mano en mano, en 1970 dividida entre dos empresas ya sólo daría trabajo a unos 700 trabajadores, lejos de aquellos 3,200 de los tiempos mejores. Fue en el 1972, cuando la fábrica y el pueblo entero fue puesto en venta. Afortunadamente muchos de sus trabajadores consiguieron comprar las casas en las que vivían. Las casas de los jefes y el castillo de los Crespi fueron vendidas a gente de fuera del barrio. Los edificios públicos fueron comprados por el municipio y por la parroquia de Cresi. Posteriormente en los 90, el barrio consiguió librarse de los planes del ayuntamiento para edificar en su centro histórico, gracias a la campaña para ser declarado patrimonio de la humanidad de la UNESCO, objetivo que consiguió en 1995.
Por su parte la fábrica siguió funcionando hasta el 2004, cuando acabó cerrando depués de dedicarse 126 años a la producción textil en algodón.
PS: Recomendamos visitar el mapa interactivo en la página de Villaggio Crespi, para ver la magnitud y aspecto de la fábrica y el barrio.
*foto 1: Vista actual del conjunto
*foto 2: Foto antigua de los telares
*foto 3: Castillo de los Crespi
*foto 4: Panorámica del cementerio, al fondo el Mausoleo de los Crespi que parece "abrazar" el resto de tumbas
posts relacionados:
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- Nahalal, un pueblo en círculos
+info:
- Web of Villaggio Crespi
- Crespi d'Adda en es.wikipedia.org
- Crespi d'Adda, en Associazione Culturale NEMA
- Crespi d'Adda in en.wikipedia.org
Un texto realmente interesante. Felicidades:)
ResponderEliminarMe alegro que te haya resultado interesante.
ResponderEliminarTe recomiendo que le eches un ojo al mapa interactivo.
Muchas gracias por el comentario!
A esto se le llama cerrazón de miras. Los fascistas eran una clase de gente que adoraba los buenos resultados... ¿lo cambiaron sólo porque el modelo de trabajo no era fascista?
ResponderEliminarEn fin, lo que no estropee Dios, lo hará el hombre (NdD: Léase, el ser humano lo hace siempre -. -).
Aunque lo desconozco con exactitud, supongo que el nuevo propietario quiso utilizar la fábrica para ganar conversos para su ideología.
ResponderEliminarSuele pasar que cuando uno está convencido de sus ideas, siempre tiene el impulso desinteresado de compartirlas con los demás.
Si bien a veces no es tan desinteresado, sino una manera de hacer méritos ante los superiores.
Lo de imponer el miedo, creo que es una manera de management que lamentablemente se ha aplicado y se sigue aplicando.... el conocido "management by fear" ;-)
Saludos!
un saludo desde mexicali,b.c.,llegue por casualidad y aqui me quedo por ser muy interesante y me esta ilustrando mucho .
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús.
ResponderEliminarMe alegro que te resulte interesante.
Saludos desde el otro lado del charco ;-) como decimos por aquí.
meu nome é edson tessilia
ResponderEliminareste relato me ajuda
muito a conhecer minha origem
meu e-mail edsontessilia@hotmail.com
Lo que son las cosas. Los mismos que antes criticaban el paternalismo del patrón que te arrojaba las migajas ahora suspiran con nostalgia por él tras probar las ¨mieles¨ del comunismo más brutal o el neoliberalismo más deshumanizador (donde el jefe y los compañeros no te dan ni la hora). Será verdad que vamos como los cangrejos porque muchos titulados viven hoy peor que sus padres zapateros, tenderos u obreros que cobran unas pensiones mayores que los sueldos de sus hijos. Pero bueno como hay iphones y otros cacharros se supone que los de ahora viven mucho mejor..no?.
ResponderEliminarQuizás, como en muchas cosas, sea cuestión de encontrar el punto medio.
ResponderEliminarY estoy totalmente de acuerdo contigo en la situación lamentable de muchos titulados en España. Incluso en los buenos tiempos, que ahora ya...
Saludos y bienvenido!