Entre Bretaña y Francia se encuentra Saint Malo, una ciudad fortificada situada antes en una isla, ahora en una península. Que ha sido cuna de innumerables corsarios, se ha caracterizado siempre por los deseos de sus gentes de autonomía tanto respecto las autoridades francesas como bretonas.
En el siglo XII, el obispo de Saint Servan trasladó la sede episcopal a la roca donde se guardaban las reliquias de Saint Malo, un monje galés llamado Mac Low. Gracias a que toda la ciudad le fue concedida el derecho de asilo, pues toda la isla fue considerada santuario, unida a su situación estratégica cerca de un puerto y de un cruce de rutas marinas, la ciudad atrajo un gran número de mercaderes, artesanos, propietarios de barcos, grandes marineros y corsarios, y la ciudad prosperó.
Y el espíritu libre de la gente de Saint Malo les hizo sublevarse en 1308 tras lo cual la ciudad le fue concedida el status de commune jurée y fue gobernada localmente por un obispo y los Canónes de la catedral, durante este tiempo fue deseada por las potencias vecinas y finalmente el Papa Clemente VII se la cedió al rey de Francia, y este posteriormente al Duque de Bretaña.
La notoriedad de los corsarios de Saint Malo, llegó a ser tal que hicieron pagar tributo a los barcos ingleses que pasaban por el canal. Hay que decir que un corsario no es lo mismo que un pirata, aunque sea difícil distinguirles por sus acciones. Un corsario era un navegante con un barco armado, con un permiso concedido por un gobierno (patente de corso) que le permitía atacar barcos mercantes de una potencia enemiga. El coste de armar los barcos era asumido por inversores, que esperaban recuperar su inversión con las acciones de este barco. Sin embargo, a veces los corsarios no limitaban solo sus acciones a tiempos de guerra o a barcos enemigos y también atacaban neutrales. Si eran capturados eran tratados por el enemigo eran tratados como prisioneros de guerra y si volvían con un botín tenían que compartirlo con la corona.
En 1493 la ciudad pasó definitivamente a formar parte de Francia, y su prosperidad siguió creciendo. Pero en 1590 lo habitantes de Saint Malo, rechazaron verse implicados en la Guerra Civil Francesa, y no quisieron dar apoyo a la Liga Santa ni tampoco al Rey protestante Enrique IV, así que proclamaron su propia República, durante los cuales el motto de la ciudad fue "Ni franceses ni bretones, de Saint Malo somos", esta independencia duró cuatro años.
Durante los siglos XVII y XVIII el puerto de Saint Malo llegó a su máxima actividad comerciando con las Indias, China, África y América, lo cual hizo que los mercaderes de Saint Malo fueran admirados en muchos lugares, eran llamados "esos caballeros de Saint Malo".
La ciudad se siguió fortificando en los sucesivos conflictos como el que enfrentó en 1688 Francia y Inglaterra por el trono de Inglaterra, con la construcción de más fuertes defensivos. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió severos bombardeos que produjeron serios daños en algunas de sus murallas y así como en el centro. Pero cuando acabó el conflicto fueron reconstruidos tal como eran.
Como curiosidad decir que los primeros habitantes de la islas Malvinas provenían de Saint Malo, de ahí el nombre de las islas.
Ya en el siglo XIX se empezó a convertirse en un gran destino turístico y hoy lo sigue siendo, llegando a cuadriplicar su población de 50,000 personas en verano. Sin duda un lugar digno de visitar por su historia así como por la majestuosidad de sus edificios de la villa intramuros, sus murallas, su castillo y la catedral de Saint Vincent.
+info:
http://es.wikipedia.org/wiki/Saint-Malo (En castellano)
http://en.wikipedia.org/wiki/Saint-Malo (In English)
http://www.saint-malo.fr/decouvrir/en/grands-moments-eng.html (In English)
http://flagspot.net/flags/fr-35-sm.html (In English)
+fotos:
http://www.panoramio.com/map/#lt=48.648562&ln=-2.025948&z=3&k=2&a=1&tab=1 (En panoramio)
http://www.saint-malo.fr/decouvrir/en/photos.html
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